Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos han intensificado sus inversiones en el sector de las telecomunicaciones como parte de su estrategia para diversificar sus economías, aunque su creciente presencia genera inquietudes en otras regiones.
En los últimos tres años, los inversionistas árabes, principalmente de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, han mostrado un interés creciente en las telecomunicaciones. Esta tendencia responde a sus estrategias de diversificación económica, impulsadas por la necesidad de reducir su dependencia del petróleo y apostar por industrias con alto potencial de crecimiento.
Arabia Saudita, por ejemplo, incluye en su plan estratégico ‘Visión 2030’ inversiones en sectores clave como las telecomunicaciones, considerando esta industria fundamental para el desarrollo de su economía digital. Los activos gestionados por el Fondo de Inversión Pública (PIF) crecieron de 192,000 millones de dólares en 2016 a 749,000 millones en 2024, destinando una parte significativa al sector de la conectividad.
Este plan ya se ha materializado en inversiones concretas, como la participación del operador saudí STC Group en Telefónica España, adquiriendo el 9.9% de las acciones por unos 2,100 millones de euros, lo que le otorga un asiento en el Consejo de Administración.
Emiratos Árabes Unidos ha invertido en el sector a través de e&, adquiriendo el 14.6% de la participación del operador Vodafone del Reino Unido, lo que también le permitirá ser parte de su consejo administrativo.
Las inversiones no se limitan a Europa, sino que también se extienden a América Latina. Beyond ONE, un fondo de inversión de Emiratos Árabes Unidos, adquirió las operaciones de Virgin Mobile en Colombia, Chile y México, y ahora busca expandirse con la posible adquisición de la operación de Telefónica en México.
Un Sector Sensible y Estratégico
Los fondos de inversión árabes han ampliado sus apuestas estratégicas hacia industrias clave a nivel global, como la energía renovable, la tecnología, el turismo, la infraestructura y el deporte. Ahora, su interés se centra en las telecomunicaciones, un sector que, aunque enfrenta desafíos en términos de rentabilidad, es crucial para el futuro de las economías del Golfo.
El papel central de esta industria en el despliegue de tecnologías como el 5G, la Inteligencia Artificial (IA) y el Internet de las Cosas (IoT) la convierte en un terreno fértil para inversiones a largo plazo, según Mordor Intelligence.
La conectividad impulsada por las redes de quinta generación representó alrededor del 5.8% del PIB mundial en 2024 y se prevé que alcance el 8.4% hacia 2030, de acuerdo con el informe La economía móvil de la GSMA.
José Otero, director ejecutivo de ICT development consulting, explicó que el capital de los fondos soberanos del Golfo Pérsico no busca retornos inmediatos, sino que ofrece una visión a largo plazo, permitiendo a las compañías del sector mantener estabilidad operativa.
La entrada de STC Group en el capital de Telefónica marcó un cambio relevante en la estrategia del operador español, que ahora busca consolidar su posición en el mercado.
Los Riesgos
Aunque la inyección de capital de los fondos de inversión árabes representa un alivio financiero para el sector de las telecomunicaciones, no siempre es bien recibida por los gobiernos. La creciente participación extranjera en una industria considerada estratégica despierta preocupaciones.
Ismail Patel señala que, aunque estos acuerdos son recientes, surge la interrogante de cómo las participaciones mayoritarias podrían facilitar el despliegue de equipos chinos en Europa, lo que podría generar inquietud entre quienes se oponen a que tecnología china forme parte de las redes en mercados europeos.
Además, existe el riesgo de seguridad nacional, ya que las redes de telecomunicaciones, especialmente 5G, son fundamentales para el desarrollo económico de un país. Algunos gobiernos han comenzado a tomar medidas ante el avance de capitales foráneos.
En el Reino Unido, el gobierno emitió una advertencia sobre posibles riesgos a la seguridad nacional tras la inversión del grupo e& en Vodafone, solicitando establecer un Comité de Seguridad Nacional para supervisar el trabajo sensible que realizan Vodafone y su grupo de inversores.
Otero considera que, aunque los fondos árabes ganan terreno en el sector de las telecomunicaciones, aún están lejos de alterar la seguridad nacional o el dominio de potencias tecnológicas como Estados Unidos y China.
Para los analistas, el liderazgo en telecomunicaciones está ligado al control de patentes y al impulso de ecosistemas locales de innovación. Las inversiones árabes se perfilan más como una forma de ampliar su presencia en el mercado global que como una vía para desplazar a las grandes potencias tecnológicas.